domingo, 27 de febrero de 2011

Al igual que todos, gastamos las buenas oportunidades demasiado pronto.


Decía que tenía el corazón alicatao hasta el techo, que a ver si no podía hacerle yo una cenefa a besos.

Pondremos el mantel tú quédate a mi lado, a comernos al amanecer lo que quieran las manos.
Y de postre un sol maldito que termine de volvernos locos, que ya sabes que la luna a mi siempre me sabe a poco.

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